jueves, 7 de mayo de 2020

contaminación 2

El problema
Hoy en día muchos de los productos que consumimos y las industrias que los producen generan contaminación, bien directa por su producción o bien indirecta, por su degradación en el medio ambiente (como por ejemplo los plásticos). Encontramos sustancias contaminantes en el aire que respiramos, en nuestra comida, en nuestra ropa y cosméticos… Además, el contaminante plástico ha inundado literalmente nuestras vidas. Cada vez es más evidente la relación entre el actual modelo económico y de producción y los impactos sobre la salud y el medio ambiente.
Convivimos a diario con la contaminación atmosférica, debido al tráfico y a las emisiones de las industrias. La contaminación atmosférica es responsable de un elevado número de muertes prematuras y enfermedades respiratorias en nuestras ciudades.
En tan solo unas décadas el plástico ha pasado a estar presente en todo tipo de objetos y materiales por sus características y bajo precio. Y, al igual que su producción, el aumento de residuos de plástico se ha incrementado de forma dramática. El plástico daña la vida marina y se incorpora a la cadena alimentaria.
El modelo de producción de alimentos predominante impide que podamos controlar tanto la producción como el consumo de alimentos. Una de las consecuencias de este modelo es el uso de plaguicidas tóxicos en la agricultura industrial, que tiene efectos nocivos sobre nuestra salud y sobre la de otros seres vivos tan importantes como las abejas. La producción de alimentos a nivel mundial y la biodiversidad terrestre dependen en gran medida de la polinización, un proceso natural realizado por insectos como las abejas, que permite que se fecunden las flores y den así frutos y semillas.

Los efectos de la contaminación ambiental
sobre nuestra salud
La contaminación ambiental es un fenómeno que afecta directa e indirectamente la salud de las poblaciones, no sólo de seres humanos, pues también altera el equilibrio de los ecosistemas. En general, las personas y los animales de vida silvestre están expuestos a mezclas de más de dos sustancias tóxicas. Este contacto con contaminantes tóxicos puede darse durante procesos de producción, distribución o utilización de productos como medicamentos, alimentos, productos de limpieza, insecticidas, pesticidas, formulaciones industriales y artículos para el hogar, o bien cuando éstos son desechados al ambiente. Los casos de exposición a un solo producto tóxico son raros, y pueden presentarse debido a la actividad laboral o descubrirse en estudios con animales de laboratorio, aunque prácticamente no se observan en animales de vida silvestre.
Actualmente se sabe que la mayoría de los seres vivos residen en áreas donde la contaminación ambiental es superior a los límites establecidos como saludables. Diferentes organizaciones dedicadas a la protección e investigación en materia de salud y del ambiente, como la Organización Mundial de la Salud, la Agencia Estadounidense de Protección del Ambiente y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer han estimado que millones de personas y animales están expuestos a niveles elevados de compuestos tóxicos y que éstos pueden estar presentes en el ambiente de cielo abierto, en el agua, en el suelo, en el interior de las casas o en el lugar de trabajo de muchas personas. Como es de suponer, el tipo de compuestos tóxicos presentes y su concentración en el ambiente dependerá estrechamente del nivel de desarrollo industrial de cada país, de la actividad industrial predominante y de las medidas de protección al ambiente que tenga.
Las alteraciones que producen algunas sustancias sobre la salud son relativamente fáciles de reconocer y evaluar, sobre todo cuando estos efectos son inmediatos, como en los envenenamientos o las intoxicaciones agudas, los problemas respiratorios o en la piel. Es mucho mas difícil establecer una asociación causa-efecto cuando el agente tóxico produce daños a la salud después de un tiempo largo o cuando las manifestaciones metabólicas, fisiológicas o patológicas aparecen mucho tiempo después de la ex posición. Es el caso de algunas sustancias tóxicas que inducen afecciones cardiovasculares o cáncer.
Las alteraciones que se presentan en los organismos por contacto con un ambiente contaminado dependen del tipo de compuestos que se encuentren en las mezclas, de la vía de contacto, de la concentración, de la duración de la exposición a estos compuestos y del tipo de metabolismo del organismo expuesto. El contacto con estos compuestos tóxicos puede ocurrir por inhalación o por vía oral, ya sea en el agua o por el consumo de alimentos contaminados.
Actualmente se conocen numerosos estudios que están relacionados con los efectos que producen algunos compuestos tóxicos en humanos y en otros organismos. Esta recolección de datos comenzó en diferentes partes del mundo aproximadamente en 1950, y los estudios que han demostrado que la exposición a niveles elevados de hidrocarburos aromáticos, dióxido de carbono, de nitrógeno o de azufre, metales pesados y ambientes con una densidad muy alta de partículas suspendidas de diversa naturaleza, pueden alterar funciones metabólicas y causar enfermedades o incluso la muerte en humanos, animales de experimentación e incluso en animales de vida silvestre.
Al cabo de tantos años de investigación se ha estimado que tan sólo la actividad humana involucra el uso frecuente de más de 80 mil sustancias diferentes y que anualmente se introducen o se modifican en su formulación aproximadamente 2 mil compuestos, que en su mayoría son tóxicos. Debido a esto se han dado a conocer los listados de sustancias peligrosas y los límites que no deben rebasarse para no poner en riesgo la salud. Esta lista de sustancias tóxicas liberadas al ambiente parece casi infinita, y las repercusiones que se han originado en el medio ambiente y la salud muestran gran variación día tras día.
Hidrocarburos aromáticos policíclicos
Los hidrocarburos (compuestos formados por cadenas de carbono e hidrógeno, como los que se encuentran en el petróleo y sus derivados) son contaminantes frecuentes en el ambiente, debido a que se liberan durante procesos naturales como la actividad volcánica y porque se emplean en la fabricación de un sinnúmero de productos. Esto causa que estén presentes con regularidad en el agua, suelo, vegetales y hasta en tejidos animales y humanos.
Se ha demostrado que casi todos los hidrocarburos son cancerígenos y que son capaces de inducir alteraciones genéticas que tienen repercusiones graves en los organismos. La toxicidad causada por hidrocarburos ha sido estudiada ampliamente en animales para la experimentación, con motivo del incremento de enfermedades en vías respiratorias de tipo alérgicas, en piel y algunos tipos de cáncer que han sido observados en personas que trabajan o residen en zonas muy contaminadas por hidrocarburos.
Las personas que se encuentran en ambientes contaminados con bajas concentraciones de hidrocarburos pueden desarrollar irritación de ojos, mucosa nasal, vías respiratorias altas, garganta y piel. Los pacientes asmáticos agravan su condición al tener contacto con este tipo de compuestos. En personas que no tienen asma, puede observarse dificultad para respirar (disnea), tos, espasmo en el pecho o respiraciones entrecortadas. Los síntomas que se presentan por exposición a hidrocarburos en altas concentraciones pueden ser vértigo, náuseas, vómito, irritación estomacal, somnolencia, taquicardia, cefalea, angustia, confusión, depresión y en algunos casos hasta la pérdida del conocimiento, convulsiones o muerte. Algunos estudios recientes han postulado que la exposición a concentraciones altas de hidrocarburos puede incluso propiciar el impulso suicida en algunas personas. De hecho, los estados de México que tienen índices elevados de suicidios son los que tienen más problemas de contaminación ambiental.
A finales de la década de los noventa se realizó un estudio comparativo en diferentes regiones de Italia; en esta investigación se evaluó la respuesta inmunitaria en dos poblaciones. Una era una región no contaminada, y su población no tenía exposición laboral a compuestos tóxicos. La otra región era un área muy contaminada con hidrocarburos y partículas suspendidas, producto del tráfico vehicular y la actividad industrial de la zona. Al comparar ambas poblaciones se encontró que las células mononucleares de la sangre periférica de las personas expuestas a compuestos tóxicos ambientales producían espontánea y significativamente tanto interferón gamma como interleucina 4. El interferón gamma es una citocina, molécula mensajera del sistema inmunitario que está relacionada con la actividad de los macrófagos en las respuestas inmunitarias tanto innatas como adaptativas; la interleucina 4 es otra citocina, relacionada con la estimulación de la producción de anticuerpos y la inhibición de algunos macrófagos. Estos hallazgos sugieren que los ambientes contaminados pueden provocar alteraciones en la respuesta inmunitaria.
La solución
La solución para paliar en gran medida la contaminación que estamos sufriendo está a nuestro alcance.
La contaminación atmosférica puede combatirse de forma efectiva mejorando el modelo de movilidad en nuestras ciudades para hacerlas más sanas y sostenibles. También es necesario que se fijen límites para la emisión de sustancias contaminantes por parte de las industrias.
La reducción en el consumo y producción de plásticos de un solo uso es prioritaria y urgente. Además, es responsabilidad de todos y todas, tanto de quienes fabrican el producto, quienes lo consumen y las administraciones que gestionan los residuos.
Es necesario un cambio en el modelo de producción de alimentos. Se hace necesario y urgente acabar con el modelo de agricultura industrial, amante de los plaguicidas tóxicos y apostar por la agricultura ecológica como única vía para una producción sana y sostenible. El primer paso es prohibir los productos tóxicos para las abejas actualmente en uso, y hacer que la evaluación de riesgos de los plaguicidas sea mucho más estricta

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